lunes, 14 de septiembre de 2009

Presentación de la anti-heroína

Cuando Miss Harriet entró en los grandes almacenes, todos aquéllos pasillos vistosos le nublaron la vista. Acompañada como iba de su vecina y protectora la señora Twist, pronto hubo de espabilar para seguirla en su endiablada persecución de ofertas. Y es que, Mrs. Twist compraba de forma mecánica todo lo que las estanterías podían ofrecerle. Aquél día además, llevaban consigo a su segunda criatura, un bebé de menos de un año que aun no andaba. Harriet, sostenía a la niña en sus brazos y seguía a la madre como mejor podía. Grace, la pequeña de la casa estaba más acostumbrada a sus brazos que a los de su propia madre y sentía su calor y balanceo encantada. Por otra parte, para su portadora no había momento en que no cuidara de ella sólo por el cariño que sentía hacia la pequeña. Veía además con desolación que Mrs. Twist era una madre frívola, que había sido una esposa no menos frívola y que el tiempo no curaría aquélla frivolidad. Así pues, en esas cuitas se hallaba cuando al cruzar el pasillo de los licores casi tropieza con un empleado que en ese momento colocaba botellas de vino del país.
- Lo siento. Se disculpó Harriet, que con la mirada baja no obtenía más información de su interlocutor que el color del pantalón y zapatos del uniforme.
- No se preocupe, señori..., perdón señora. ¿Pero cómo se llama esta criatura tan bella?- Su voz sonaba dulce y susurrante pensó Harriet y levantó la mirada decidiendo aun si debía entretenerse y en caso de hacerlo, buscando una excusa para dar a su exigente protectora.
-Grace- y mientras pronunciaba el nombre de la bebé su mirada se cruzó unos momentos con el muchacho que le hablaba.
- ¿Y su apellido es?- Twist.
- Encantado señora Twist, un placer conocerla. - Mientras él decía esto Harriet ya escapaba por el siguiente corredor en pos de Mrs. Twist y dejaba atrás un pensamiento de admiración por ella por encima de lo que una dama pueda obviar de un caballero flechado por Cupido (En cuyos inexpugnables pensamientos no me atrevería a aventurarme).
-¡Por fin has llegado!- Le gritó Mrs. Twist. - ¡Ayúdame con todas estas bolsas! Yo cogeré a la pequeña, ven aquí cariñito mío, ven con mamá.- Harriet se disponía a coger la compra y el muchacho que había encontrado en la licorería, apresurándose le dijo: -Mrs. Twist, permítame.- Y cogiendo las bolsas salió del establecimiento dejando a Harriet sin sospechar el error al que había llevado ella misma a aquel hombre y con su vecina henchida por el orgullo de ver que incluso en aquél lado de la ciudad era conocida y admirada.
Ambas mujeres salieron a buen paso hasta el carruaje, en el que Mrs. Twist entró de la diligente mano del trabajador, seguida por Harriet a la que aquél contacto cálido, incluso debajo de los guantes que el invierno las obligaba a llevar le oprimió el estómago y le fijó la imagen de aquel muchacho en la mente.

4 comentarios:

  1. uy uy uy! xD

    que gusto tenerte de vuelta :D

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  2. Bienvenida Mariana!
    Que ilusión poder leerte otra vez!
    Y que gustazo de vuelta con este pequeño escrito. Me ha encantado.

    Hasta muy pronto.

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  3. ¡Qué bueno tenerte de vuelta!
    ¿Será una entrega semanal? ¿Acaso tenemos a una escritora y no lo sabíamos?

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  4. Encantada de estar de nuevo por aqui. Escribire cuando pueda pero me apetece mucho contar esta historia.
    Bueno, besos, debo preparar the next one

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